viernes, 28 de marzo de 2008
Teoría del estadio del espejo (I)
Los seres humanos nacen prematuramente. Librados a sí mismos, probablemente morirían. Al nacer no pueden caminar ni hablar, tienen un dominio apenas parcial de sus funciones motoras y son incompletos en el nivel biológico.
¿Cómo llega el niño a dominar la relación con su cuerpo?; ¿cómo reacciona frente a su carácter "prematuro"?
La respuesta de Lacan se encuentra en su teoría sobre el estadio del espejo. En textos posteriores llamó la atención sobre una curiosidad de la etología, conocida como "mimetismo". Un insecto en la madera puede asemejarse a un trozo de madera. La explicación obvia de este hecho sería que así se protege de los predadores, pero muchos estudiosos comprobaron que los animales que adoptaban esta imagen o disfraz tenían la misma probabilidad que los otros de ser comidos. A comienzos de la década de 1930 el gobierno norteamericano encargó el estudio, algo macabro, del estómago de unas 60.000 aves neárticas, a fin de confirmarlo contando los insectos que habían devorado. Se halló que los mimetizados aparecían con tanta frecuencia como sus compañeros más sinceros.
Si la biología de la evolución no da respuesta a la cuestión del mimetismo, si éste no obedece a la protección frente a los predadores, ¿cómo explicarlo?
Roger Caillois, pensador francés fascinado por el tema de las máscaras, los juegos y la relación entre el ser humano y el reino animal, adujo que había una suerte de ley natural por la cual los organismos son capturados por su ambiente. Toman por ejemplo, el color circundante.
Fuente:
Leader, Darian, Groves, Judith, "Lacan para Principiantes", Era Naciente, 1995.
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